Un rato de paseo... [Chris]

Me agradó a sobre manera la confianza que pareció brindarme al dejarme guiarle por el lugar y mi alegría se reflejó en una sonrisa extensa que permitía ver mis dientes sin embargo, como era tan normal en mi, me fue inevitable el dudar.

-Uhm… no le preocupa?, y si yo resulto ser un asesino psicópata que quiere violarlo?-de acuerdo, quizás exageré, ¿y si se asustaba?, -no es que lo sea, por supuesto-agregué rápidamente moviendo frente a mi rostro la mano que tenía aun libre de forma exagerada, apreté, sin apenas notarlo, la mano por la que le sostenía y apresuré ligeramente el paso, me detuve repentinamente con el rostro lívido, había visto una sombra cruzarse frente a nosotros y de inmediato mi cuerpo comenzó a temblar casi imperceptiblemente, casi.

¿Por qué eres que no salía de noche?, ah si, porque me aterraba lo que podría encontrar en esta pequeña ciudad tan cercana a una ciudad de demonios, por mas “seguridad” que los sabios y adultos digan que halla yo simplemente no podía creerles del todo.

-Etto…-borboteé con la voz débil, -… mejor cambiamos de camino-murmuré mientras hacía ejercicios mentales de no entrar en pánico, una ventisca me heló aún más todo el cuerpo, con mi brazo libre me vi en la obligación de abrazarme a mi mismo, aquello no era bueno, empezaba a asustarme.

Seguía andando por pocos pasos detrás de aquel joven, escuchando las palabras que iban siendo soltadas por este, arqueando una ceja ¿eso a que venia?, una ligera sonrisa se abarquillo en su rostro - creo ser lo bastante autosuficiente como para poder cuidarme - inquirió con cierta duda en sus palabras, sabía perfectamente que el joven acomopañante solo estaba exagerando y esa era la mejor respuesta que pudo haber soltado.

Sintió escasamente como era que la fuerza del agarre aumentaba, ¿sucedia algo?, dirigió su vista hacia el camino segundos posteriores de que el chico de violácia cabellera hubiera soltado palabra, sigilosamente miró hacia todas direcciones, volviendo segundos posteriores su mirada hacia el chico, sonriendo con una tranquilidad y serenidad no vistas antes plasmadas en su rostro - tranquilo - llevo una de sus manos hasta el joven que ahora se estaba abrazando asi mismo, entendia lo que el joven estaba pasando, muchas veces en su soledad... él habia llegado a sentir un sentimiento similar al del otro.

Portaba una especie de gabardina, se la quitó y la coloco sobre la cabeza del joven, para posteriormente volver a tomar la mano del chico - continuemos por aquí - inquirió de manera tranquila, habitualmente conocida esa parte suya - no hay de que temer - dirigió su mirada hacia su acompañante, curvando su mirada a juego con su sonrisa, que era sincera - yo le cuidaré, joven Drew - finalizó, esperando que el otro continuara.

Escuché la voz de mi acompañante cercana y suspiré son cierto alivio, no me gustaba… no me gustaría estar solo en una situación como esta.

Sentí la calidez de una tela que no me pertenecía mas me brindaba tal abrigo que, con mis manos ahora libres la abrace contra mi, resultaba cómodo aquel calor ante tan helado viento, le mire por un momento prometiéndome a mi mismo no sonrojarme mas fallando miserablemente, -gracias-murmuré, bajito.

Me sorprendió un poquito que volviera a tomarme de la mano, asentí ante sus palabras y acepte el agarre apretándolo muy ligeramente, era una manera de hacerlo constante, de sentirlo real aunque fuera un concepto meramente abstracto, volví a enfocar mi mirada en su rostro y, gratamente me sorprendió con una sonrisa.

Asentí una vez mas ante aquella afirmación que sentí tan verdadera, confiaba en que así seria, sin embargo igual formulé un puchero, -no soy un niño-me quejé con tono infantil abultando los cachetes enrojecidos y continué el camino sabiendo que eso justo era lo que esperaba él.

Me detuve un vez más… yo y mis indecisiones, me volteé sin soltarle la mano, me acerqué a su cuerpo, apoyé por un escaso momento mi frente en su pecho y farfullé un “gracias” bajito y avergonzado, luego me separe y continué mi camino, anhelando que mi compañero no se burlara por tan infantil y tonto comportamiento… -lo siento-murmuré lentamente, arg, a veces me detestaba a mi mismo.

Arrugo suavemente los labios ante sus palaras, sí, estoy en completo acuerdo con él, debía dejar de disculparme pero la costumbre estaba ya tan arraigada que me era sencillamente imposible, o al menos casi imposible el dejarla. Así su mano a la mía con firmeza y apreté un poco el paso para llegar de una vez por todas a mi casa, arrebujé mi cuerpo entre el abrigo que me había cedido mi acompañante y sentí como, al exhalar, mi respiración de volvía vaho, eso sólo confirmaba que la noche estaba ya bien entrada.

Agradecí al ver la fachada de mi hogar cercano, quizas no fuera una enorme mansion, ni siquiera era una casa de mediana clase en tamaño pero me había preocupado por cuidarla bien, era uno de los pocos recuerdos que tengo con mi familia completa; saco de mi bolsillo mi llave, por un escaso instante le suelto la mano para poder abrir y, cuando ya he terminado, vuelvo a tomarla, esta vez entre las dos mías, quice mirarle de frente por lo que empecé a caminar hacia atras sonriendo con amplitud.

-Bienvenido-le dije con la voz suave y baja, permitiendo que, la acostumbrada intimidad de mi hogar me rodeara, le mostré un sofa en donde esperaba que tomara asiento mientras rapidamente yo iba por algunos leños en la parte de atras de la casa, al tirarlos en la chimenea ya con un fuego debil encendido algunas estillas se clavaron en mi palma, gemí despacio y bajo para que no lo notara pero el ardor de esa pequeña herida se translucía en mi rostro, formulé una sonrisa un poco forzada y negué un par de veces con la cabeza, -no es nada-me dije a mi mismo, nada que no pudiera arreglarse con algo de alcohol y unas vendas, pero la idea de desinfectarme yo mismo me aterró, mejor, deduje, tan sólo las vendas.

-Sientase como en su casa-comenté empezando a alejarme para preparar el chocolate.

Negué un par de veces con la cabeza ante su pregunta pues realmente no creía que sucediera nada, solo soy un poco dramatico, le sonreí, esta vez con la afecto, desapartecindo la sensacion de forzosa afabilidad y le invité una vez más a tomar asiento, o mejor aún...

-Por qué no mejor viene conmigo a la cocina y me hace compañía?-pregunté emocionado, nuca había cocinado, o en un caso mas generalizado, hecho algo para alguien y me gustaba la idea, me acerqué a él y volví a tomar su mano con la mía sana olvidandome de las pequeñas gotitas de sangre que caían de mi mano herida, -así no estará solo todo el tiempo que me tarde-intenté convencerlo y pasé mi mano herida por mi mejilla para apartar algunos mechones de mi rostro sin fijarme en que me manché ligeramente una mejilla, mis ojos se centraban en las expresiones del hombre frente a mi.

-¿Eh?-articulé cuando le escuché al principio, no entendía porqué dijo que había mentido si para mi era tal cual le dije, me sentí levemente culpable y por un momento consideré la idea de disculparme mas no lo hice, mi gesto se convirtió en una mueca ligeramente afligida pero no me disculpé, estaba pronto a explicarle las cosas cuando vi como si rostro descendía hasta mi herida, pequeña e insignificante, pero igualmente dolorosa.

Mi rostro enrojeció al advertir sus movimientos, al escucharle hablar una segunda vez ahogué en mi boca un suave jadeo y cuando empezó a lamer y succionar cerré los ojos conciente de que ya no podría sonrojarme más, aparté mi mano quizás con más rapidez de la que hubiese querido mostrar cuando mencionó que había acabado y la llevé hasta mi pecho, abrazándome a mi mismo, intenté verle el rostro más algún tipo de vergüenza me lo impedía y me mente se empeñaba en recordarme lo que antes él había hecho conmigo.

Abrí muy grande mis ojos cuando llegué a una conclusión, le miré con tal asombro que cualquier persona pensaría que había visto algo realmente malo.

-¡Soy un pervertido!-dije y le di la espalda cerrando los ojos con fuerza y llevando mis manos a mi rostro para ocultarlo, como es que… yo…?, negué con la cabeza vehementemente y mordí mis labios, quizás con demasiada fuerza, ¿cómo pude haberle encontrado connotaciones sexuales a la solidaria ayuda de un amigo?, internamente me reprendía a mi mismo por semejantes pensamientos, no creo que puede volver a verle a la cara sin sentirme culpable, -soy un enfermo-dije, lamentándome, o quizás… deslizó mi mente por lo bajo, serán las hormonas, y ante esta posibilidad mi rostro enrojeció aún más.

Sentí un repentino escalofrío cuando su voz llegó a mi más cercana, justo tras mi espalda, llamándome por mi nombre de pila sin revestimiento alguno, por algún motivo sentí que el trato entre nosotros había pasado a ser más intimo y eso me colocó en un estado de ligero nerviosismo y ansiedad, negué, como aparentemente se me había vuelto moda en aquellos momentos, un par de veces.

-No me pasa nada-dije, bajito y bajé lentamente mis manos hasta destapar por completo mi cara aún enrojecida, ladeé el rostro para mirarle apenas de reojo y tuve que tragar todo lo que había contenido en mi boca, fue un trago seco e incomodo y mis nervios no me ayudaban, miré mi mano por un instante, los alrededores de la herida estaban carmesí por la carne viva y todavía dolía un poco, -¿cree usted que… etto… se puedan pensar cosas… extrañas, en una situación normal?-pregunté totalmente cohibido, sintiéndome como una persona perversa.

-Eh... incomodo?-yo y mis maravillosas preguntas, -no, no, para nada, es sólo que... bueno... nunca... ya sabe... siempre había utilizado alcohol y vendas, es una forma más sencilla de hacerlo-sonreí, muy a mi pesar sabía que aún me veía ligeramente nervioso y que el sonrojo en mis mejillas no había desaparecido completamente.

Tomé la mano que aún permanecía sobre mi cabeza y la estreché entre las mías, sin decir nada aún le llevé conmigo hasta la cocina y le presenté un taburete por si deseaba sentarse, despues de tomar las cosas que necesitaria para hacer el chocolate reparé en lo que abía dicho al último.

-¿Desear que se ponga extraña?, ¿incomodo?, no comprendí eso-confesé con sinceridad y le miré con gesto curioso, las preguntas estaban ímplicitas en el brillo de mis ojos, -¿por ué desearía que una situación se puiera extraña...?, para empezar, ¿por qué extraña, que clase de extrañeza?-¿y por qué la curiosidad tenía que atacarme justo en aquel momento?, me lamenté mas no decliné mis cuestiones y permanecí firme.

Levanté ambas cejas ante su respuesta, no me esperaba eso puesto que siempre contestaba mis preguntas sin embargo al ver su gesto ligeramente cabizbajo, avergonzado, me sentí culpable y enternecido a partes iguales. Me acerqué a él dejándolo todo sobre la mesa de la cocina y coloqué mi mano sobre su cabeza como momentos antes él hizo conmigo e inicié un suave movimiento sobre sus cabellos (etto… le trata como a un niño xD)

-Está bien, no ha de preocuparse por eso-calmé y sonreí suavemente, ahora Chris me parecía adorable, tan dulce e inocente (… xD) que no pudo siquiera llegar a pensar las cosas raras que yo sí, -creo que soy yo quien le hace pensar demás-dije a manera de excusa, todavía acariciando su cabello pero de repente coloqué mi mano sobre mi mentón, acariciándolo levemente, sentí mi rostro irse calentando por ratos, -quizás sea yo quien quiera que se ponga rara-me refería por supuesto a la situación y mi propia conclusión me avergonzaba pero… nada debía descartar, era un adolescente, joven y… aparentemente perverso, -creo que soy un pervertido-me lamenté en voz baja llevando mi mano a mi rostro y cubriéndolo parcialmente.

Le miré, por completo avergonzado y alejé mi mano de su cabeza abrazándola a mi mismo, cohibido en gran medida.

-Lo siento-murmuré, -creo que estoy pensando cosas que no debo-comenté con sinceridad y deseé golpearme, -no tenga miedo-me apresuré a decir, alarmado, -prometo que no le haré nada-(él de verdad cree que podría xDD)

-No dudo que pueda defenderse-murmuré mirándole completo por un momento, el hombre era más grande y fuerte que yo, ¿qué podría hacerle aunque quisiera?, no que quisiera por supuesto >/////<, al menos no obligarlo -/////-, me quedé así un rato más, mirándole, era un hombre muy atractivo y apenas reparaba en eso, ni siquiera intenté disculparme esta vez, ya debía dejar ese aparente mal hábito.

Me giré hacia la meseta del desayunador y saqué finalmente todo lo que utilizaría para hacer el chocolate sin embargo estaba pensativo, pensaba en sus palabras…

-Eso quiere decir que él también…-murmuré para mi mismo, algo sorprendido pero más aliviado al saber que no era el único [y es tan infantil que ni piensa en las consecuencias de eso xD] y levanté la mirada a su rostro para encontrarme con sus ojos que eran tan azules como los míos, pero quizás, algo más claros, -eres muy amable-dije entonces, componiendo una sonrisa medianamente dulce, -gracias por no burlarte-dije entonces consciente de que había tenido suerte, cualquier otro posiblemente estaría disfrutando de mi torpeza en este instante; también le agradecía el no rechazarme por mi apariencia, después de todo, había vivido bajo el acoso de mis contemporáneos por la misma.

Distraídamente puse la tetera a hervir lastimando mi mano herida, la acerqué a mi rostro para mirarla de cerca, lo había olvidado, suspiré y dejé de mirar el pequeño corte para mejor ir a buscar las tazas y la cocoa.

-Iré un momento por una curita… o mejor, unas vendas, ¿no te incomoda quedar solo un ratito?-pregunté sin percatarme apenas del tono infantil que había usado, quizás, porque sentía que le tenía mucha más confianza [lo llevó a su casa, eso debe significar algo xD]

Spoiler: